miércoles, 12 de mayo de 2010




MI MEJOR REGALO

Los ingredientes estaban sobre la mesa, la harina, y las frutas secas fueron sustituidas para que los costos redujeran y la leche que había visto todo los nuevos cambios en sus compañeros de trabajo no disfrutaba de nada, pues sabía que ese día seria muy difícil de cuajar.

El cocinero llego temprano y aprovecho de hacer con más cariño que nunca el pudin que sería repartido en la cena de los universitarios de la escuela de psicología, de pronto cuando ya el cocinero había realizado su trabajo su hermano menor fue el encargado de cortar la obra maestra, que fue como llamo esa tarde al pudin final, así fue que cortando uno y otro le llamo la atención uno simple quizás porque de lo aburrido que es dividir pudines este le había salido con una forma muy divertida, así que lo aparto a un lado de la mesa.

En esa misma ciudad pero en un sector opuesto vivía Justiniano un agricultor que por buscar mejora salariales se fue de su campo a la ciudad, como siempre pasa al no conseguir ese sueño de mejora no le quedo de otra que hospedarse en una barriada cerca del vertedero de basura de aquella casi metrópolis; Justiniano no desmayaba en la busca de ese trabajo tan maravilloso que le cambiaria la vida a él y a su familia, pero los días pasaban y este no conseguía nada y para cuando ya no tenía dinero su mala suerte lo arropo aun mas. Agustincito su hijo menor cumplió sus 8 añitos y este desde hacia tiempo estaba emocionado con la fecha, pues siempre recibía regalo en ese día, este niño había nacido con un problema en la vista y quizás por eso era muy consentido tanto por el padre como por su hermano mayor Gabriel, que no perdonarían que el niño no recibiera algún regalo en ese día aniversario.

El cumpleaños llego y esa misma mañana Justiniano miró a sus dos hijo y le pregunto a su pequeño que era lo que soñaba para esa fecha, el niño sonrió y solo le dijo un pudin de vainilla, allí todo sonrieron y le dijeron a Agustín que eso no era un regalo pero el niño insistió en eso y de allí salió la voz de Gabriel que comentaba nuevamente que eso no podía ser, que él en la noche volvería con un obsequio de verdad y así fue entonces que tanto Gabriel y Justiniano se fueron en busca de trabajar en lo que fuera y así obtener alguna ganancia para el detalle del niño.

En la escuela de Psicología ya todos salían de clases y a manera de manadas entraban al comedor universitario pues sabían que esa tarde darían el esperado postre de una vez por semana que era el pudin de frutas secas y vainilla, Mariana esa tarde fue junto a Sebastián a comer pues debían discutir alguna clase y aprovecharían esa hora de la cena, para no entrar junto con los estudiante alborotados que buscaban el comedor como objetivo de recibir los mejores platos, ellos al contrario caminaron lento y llegaron de últimos y por supuesto no había postre para los jóvenes pues igual que cualquier universidad siempre se acaban antes de tiempo, los muchachos se fueron a comer su cena sin postre y hablar de la clase pero a Sebastián le dio curiosidad pues se fijo que al final de la mesa había un pudin, así que se acerco a la señora que reparte la comida y pregunto por ese pudin, ella contesto que al parecer no tenía nada y que si lo quería, el acepto y al llegar a la mesa donde comía con mariana en tono de juego se lo dio como todo un caballero, ella sonrió y dijo que no se lo comería en ese momento que lo guardaría para comerlo antes de dormir y así construir algún dulce sueño.

Gabriel trato de conseguir por toda la tarde algún trabajo y nada que apareció, al contrario se encontró con dos viejos amigo que al verlos se emocionaron y se saludaron pues tenían mucho tiempo sin encontrarse, Daniel y Mauro eran sus nombres, ellos hablaron por un buen rato y tristemente Gabriel conto lo que hacía por esos lados pues ya terminaría el día y no encontraba nada de dinero para el regalo de cumpleaños, Daniel sonrió y dijo:
-para que trabajar si hay maneras más fácil de ser feliz-

Así que abrió su bolso y le mostro un revolver, Gabriel se asusto y Mauro para que dejara los nervio comento que ellos solo tienen el arma para que los defienda pero que podían usarla en ese momento para hacer un bien a un viejo amigo, y en ese mismo momento vieron a una muchacha que estaba al final de la cuadra despidiéndose de otro estudiante de la universidad cercana y luego la vieron caminar sola, Daniel propuso seguirla y darle un susto, Gabriel no encontraba que hacer y Mauro lo convenció que lo acompañara así que los tres salieron detrás de la muchacha, vieron que tenía solamente un bolso y en su mano derecha un vaso con algún postre, Gabriel sonrió y les dijo a los muchachos:

-yo creo que esto es una señal pues mi hermanito dijo que quería un pudin y es lo que ella lleva en la mano-

Caminaron más rápido para abordar a la muchacha y aprovechando que la calle estaba muy sola la sometieron quitándole el bolso y hasta el postre pues Gabriel seguía creyendo en esa señal.

La muchacha corrió asustada luego del robo, mientras que ellos sonreían y le comentaba a Gabriel lo fácil que puede ser la vida, así que revisaron en el bolso y encontraron un monedero con dinero, se emocionaron y Mauro expreso a Gabriel:

-tu día de suerte, pues ya podrás comprar el regalo-

Pero terminando la frase, se escucha desde una moto una voz de alto, al percatarse los jóvenes se dan cuenta que es la policía que quizás fue informada por la muchacha del robo, ellos no inventaron otra estrategia más inteligente que correr, el agente al ver esa reacción no le quedo de otra forma que accionar el arma y con tan buena puntería que una bala derrumbo a uno de los fugitivos.

Justiniano ese día, no estaba tampoco de suerte, no encontró trabajo así que pensó en devolverse a su casa para no dejar más tiempo solo a su hijo pequeño, pero camino a casa escucho unos ruidos extraño y al observar se dio cuenta que era una persecución policial, escucho unas detonaciones, la curiosidad lo llevo al lugar de los hechos y luego que todo se calmo, al llegar vio a un muchacho en el suelo, al acercarse se pudo fijar que era su propio hijo Gabriel que estaba tirado muerto con una bala en la cabeza y en su mano derecha un pudin que aun parecía nuevo, el papá del muchacho se lleno de esa sangre que era la misma que le corría a él, lo lloro y grito maldiciones a dios, la policía rápidamente lo separo del cuerpo inerte y le conto que el jovenzuelo había robado a una muchacha junto a otros que habían logrado escapar, y que el cuerpo debían llevárselo para terminar las investigaciones y que él podía retirarlo al día siguiente.

Justiniano con lagrimas en los ojos se retiro del lugar donde había muerto su primogénito quizás buscando de alguna manera equivocada algo que le diera alegría y esperanza a esa familia que tanto lo necesitaba, y de nuevo miro el sitio del suceso para quizás tener el recuerdo exacto de donde respiro por última vez su hijo, pero al voltear se dio cuenta que allí aun estaba el postre que Gabriel tenía en la mano, recordó la petición de su Agustincito y lo recogió.

Al llegar a su casa Justiniano limpio su lagrimas y su pequeño reconoció su sonido así que salió corriendo a su encuentro, ambos se abrazaron y el niño con mucha alegría y el padre con mucho dolor no sabía que sentir realmente luego de ese cruce de sentimiento, el viejo Justiniano asomó de su brazo izquierdo un pudin y le dijo al niño

-aquí te manda tu hermano-

Él niño sonrió, y al sentir la textura del vaso , se llevo el recipiente a su boca y hay mismo lloro de alegría pues esa misma mañana le había pedido a su Dios ese regalo, así que el pequeñuelo que sentía a su padre como con el alma hueca , le dijo:
-viste papa que dios si existe y el hizo que mi hermano me consiguieran justo lo que quería, mi mejor REGALO-.

SUB KUENTERO 2009-2010

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si face, pero ahora puedo comentar por este medio. Está duro ese relato!