jueves, 25 de marzo de 2010

DORMITORIO


DORMITORIO

Escribo desde este rincón de mi vida que siempre estuvo en silencio, hasta esta noche que habló con su voz dramática, triste y monocromática, pues siempre conoció de mí y tiene en sus paredes todas las verdades que muchos de ustedes no saben.

Estos bloques ancianos que desde hacen bastantes años me cubren de la lluvia y del frío, ellos que vieron algunos de mis mejores órganos y lloraron conmigo mis mayores penas, ellos que me aman aunque yo jamás le mostrara cariño y en cambio sólo los utilicé y hasta golpeé cuando quise explotar mis rabias en las cuales ellos no tuvieron culpa.

Estos pequeños muros que jamás me importaron y que sólo miraba cuando necesitaba distraer mis pensamientos, a los cuales no les pregunté si querían que les cambiara su color y sólo impuse mi decisión, ellos que me hablaron antes, pero por ser un sordo del mundo, me perdí de sus consejos, hoy al fin pude escucharlos y me contaron lo que hacen cuando no estoy, como cuando hablan con mis zapatos para distraerse y de cómo la presumida computadora grita la emoción de tener toda mi atención y también contó las discusiones del televisor con mis libros por saber con quién me quedare más tiempo en la noche.

Esta habitación narró que siempre me dio miedo entrar a ella y más cuando estuve en soledad, dijo que me vio librarme de mis máscaras porque yo creía que dentro de ella nadie me veía, me explicó que soy un cobarde, porque me escuchó planear cosas que debía cantarle, recitarle o decirle a algún amor y del cual nunca me atreví y vio como eso me frustraba.

Me recordó también las maneras de aliviar mis penas con las danzas de la tristeza que inventé cuando tenía 14 años y que aun practico, y sólo ella conoce, mencionó las películas que me hicieron derramar lágrimas y las primeras y alocadas versiones de los cuentos que nunca conté, también comentó de mis risas a solas, de lo que contaba a mi almohada cada vez que aparecía la luna de lobos, como siempre le llamé a la luna llena. Estas mismas paredes también hablaron que ellas fueron el refugio del dolor y las noticias más tristes como la muerte de mi viejo y los desamores.

Hoy descubro que estas mezclas de piedra y cemento tienen tanta vida como yo, que saben mucho más de mí que yo mismo, y me hicieron escuchar una melodía en el silencio que nunca hubiera encontrado sólo y con las caretas que cargaba todos estos años.

Si hoy debo pedir disculpas no es justo que sólo sea a mi dormitorio, pues él fue quien me ayudó a encontrar mis nuevas percepciones pero también le debo una disculpa a todos lo que quisieron hablarme y no pude escucharlos, a mis novias, a mis amigos, a mis enemigos, a mi familia pero también a ti que lees esto, debes disculparme por no estar escuchándote en completo silencio.

sub kuentero 2010

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